IX. Veredicto Energético


Está claro entonces que la conmoción ecológica ocurrida en el siglo XX, tuvo como eje una dinámica energética global que estandarizó, como actividad fundamental del sistema humano, la manufactura. 
Como un drogadicto que estandariza todas sus actividades alrededor de la disponibilidad de droga; desde entonces, todas las actividades del sistema humano dependen de la disponibilidad de petróleo.   

Obviamente en tanto una fuente de energía no-renovable, las voces alertando su disponibilidad finita, los riesgos de su dependencia y sus impactos han sido múltiples; con más de 50 años de vigencia, la teoría del geólogo Marion K. Hubbert conocida como “pico de Hubbert” es desde 1956 la más popular en el medio científico; pero sobresale también el físico Robert L. Hirsch, cuyo “reporte Hirsch” es quizá desde 2005 aún más polémico, no solo por sus implicaciones políticas, sino por incluir las proyecciones de casi una docena de especialistas (geólogos, economistas, industria, científicos) que confirman la ocurrencia del “pico de producción” e incluso, a diferencia de Hubbert, su pronostico no es una “caída” suave tipo campana de gauss, sino una abrupta y en picada.

Durante una entrevista en 2010, el Dr. Hirsch relataba como en 2006 el gobierno de USA, le suspendió todos los fondos para continuar sus análisis y actualizaciones del reporte; en sus propias palabras, las respuestas que recibía  eran: “no más trabajos relacionados con el pico (de producción de) petróleo, no se habla más de ello”.
Reservas, producción o disponibilidad
Siendo el petróleo un recurso “invisible” en el subsuelo, solo es posible pronosticar  estadísticamente el volumen (no su disponibilidad) que existe en una zona geológica (reserva).
Hay que empezar por los estudios de prospección, que permiten analizar la zona geológica, las características minerales de su terreno, su extensión, sus capas sedimentarias, etc.  

Después cuando ya se tiene un cierto grado de certeza, comienza la exploración, que es un proceso para verificar hasta donde se extiende la zona geológica y el volumen estimado, a través de perforar a lo largo y ancho de ella pozos y medir el volumen que se puede extraer. Por lo tanto este proceso depende de la relación costo-beneficio del barril de petróleo, que si es bajo no se perfora y si es alto se perfora.
Es obvio entonces que la producción (extracción) es dependiente del numero de pozos perforados y del volumen que se extrae en cada uno de ellos.

La disponibilidad, por lo tanto, es la última variable y depende de la voluntad del propietario de la reserva para ofrecer su producción; ya que puede decidir no extraer (producir), porque no es rentable o, no hacerlo para administrar escasez y el aumento del precio o, puede decidir extraer pero simplemente para aprovechar el precio de mano de obra barata del momento, y “almacenar” su producción para esperar que el precio aumente para venderla (hacerla disponible).       
¿Agotamiento o escasez?
Ambos conceptos tienen un impacto directo en el precio del barril de petróleo, es decir en la relación costo-beneficio; por lo tanto, su manejo en el entorno petrolero es un asunto 100% relacionado con la ética propia de las dinámicas políticas, independientemente que sus argumentos sean científicos, comerciales o una combinación de ambos.
Por eso, es el administrador de la disponibilidad (oferta) quien decide, en términos de producción de petróleo, si argumenta el volumen de su oferta a partir del “agotamiento”, o de la “escasez”; en una maniobra netamente política, ya sea a través de organismos internacionales como la OPEP o directamente como organismo empresarial (público o privado), como Pemex o Exxon.

Esta “realidad” política hace que para el común de la gente, sea muy difícil confiar en los pronósticos que advierten no solo el “pico de producción”, sino los tiempos y modalidades del comportamiento que ocurrirá después (manejo de riesgos).
Pero por otra parte, se trata de dos conceptos cuyos elementos de diagnostico son muy diferentes y permiten a los interesados, comprenderlos con cierto grado de certeza; es decir, existe un grado bastante confiable de identificar la ética involucrada al declararlos, en pocas palabras, detectar si el argumento se trata de un “bluff” (fanfarronada) o si se trata de un argumento serio.
Así, el “agotamiento” al ser declarado a partir de estudios geológicos, estadísticos, económicos, tecnológicos, etc, que en tanto científicos; es 100% comprobable. Su talón de Aquiles, paradójicamente es político, es decir, la autoridad puede intervenir para ocultar la información (caso del “reporte Hirsch”) y proteger intereses de economía política.
La “escasez” por su parte es una declaración 100% política que se soporta en estrategias comerciales, que aunque subjetivas, permiten comprobar claramente las intenciones de economía política que la motiva. En este caso su talón de Aquiles es social, es decir, al ser públicas las intenciones de la autoridad, estas pueden ser cuestionadas por los ciudadanos, (caso de la OPEP, el fracking, gestión de inventarios, la estatizaciones, etc). 
Veredicto energético
Resulta entonces muy difícil asumir un veredicto respecto al futuro de esta dinámica energética global, de la que hoy depende al 100% la civilización humana.
Sin embargo, diversos hechos de la realidad que son inocultables, permiten afirmar que el poder político mundial, está no solo convencido de que el agotamiento del petróleo es una realidad, sino peor aún, esta intentando “conducir” a la humanidad entera por una ruta, que en tanto desconocida por ella, resulta natural intuir que es una ruta netamente perversa y hacia un horizonte aciago; revisemos algunos de tales hechos:
  1. Existe suficiente y contundente información científica que advierte y convoca a prevenir el agotamiento del petróleo. Ambos estudios, el “pico de Hubbert” y el “reporte Hirsch”, demuestran científicamente la ocurrencia del “pico de producción” durante este siglo XXI.  
  2. Múltiples pozos a nivel global han sido abandonados por causa de su agotamiento. Resulta más caro mantener la nomina y las tareas de mantenimiento en ellos que el beneficio que se obtiene del volumen de petróleo que producen; es decir, las inversiones en ellos se han vuelto insostenibles.
  3. El precio del barril de petróleo no ha dejado de crecer en las dos últimas décadas. Lo cual refleja la necesidad política de controlar globalmente la demanda.
  4. Han aumentado exponencialmente las actividades y diversificación de la tecnologías de prospección a nivel global. Esto demuestra que los pronósticos de la demanda, superan la oferta disponible; es decir, existe una urgencia por afinar la “puntería” para descubrir nuevas reservas. 
  5. Han aumentado significativamente las actividades de exploración a nivel global y las asociaciones para llevarla a cabo. Este hecho demuestra que invertir hoy es más importante que la expectativa de beneficio; es decir, una especie de conciencia de estar pujando por la poseer la última “coca-cola” del desierto se ha instalado en los administradores de la oferta petrolera.  
  6. Ha aumentado notoriamente la orientación de las exploraciones hacia el petróleo “no-convencional” (shale-esquisto). Esto significa que los territorios del petróleo “convencional”, aun permiten nuevos pozos pero con volúmenes muy bajos; que están probadamente en vías de agotamiento o que ya lo están; es decir, a pesar del alto costo (inversiones) y riesgos (económicos, tecnológicos, de contaminación, sociales, etc) que significa este tipo de exploración “no-convencional”, hoy resulta la alternativa ineludible para continuar obteniendo petróleo.
  7. Ha aumentado mundialmente, de manera alarmante, la retórica belicista-proteccionista por el petróleo, e incluso de sus acciones concretas en la forma de guerras o nacionalizacionesEsto demuestra la urgencia que están teniendo los países de garantizar su soberanía y sustentabilidad energética. 
  8. Ha aumentando a nivel mundial el desarrollo y rescate de la investigación y tecnología nuclear. Una dinámica que demuestra la preocupación de los países por alejarse de su dependencia del petróleo, pero a la vez de construir una plataforma político - social de defensa, bajo el argumento de “uso pacifico”. 
  9. Ha aumentado a nivel global, el discurso y las políticas mundiales de estímulos a la innovación en energías renovables (agua, aire, solar, etc). Un hecho que demuestra la convicción en el agotamiento, más que en la escasez y está alimentando una especie de conciencia colectiva del tipo “estamos en el mismo barco”, que pretende colocar la “cooperación internacional” por encima de los intereses político-comerciales.
  10. Han aumentado las iniciativas políticas / sociales que buscan des-incentivar el consumo de petróleo a nivel mundial. Entre los más conocidos; el “protocolo de Kyoto” (ONU) y su mecanismo de los “bonos de carbono” o “Redd+”; el “comercio de derechos de emisión”; la organización sueca “paso natural”; los estándares internacionales de “huella de carbono”; la organización “Ceres” o la “global reporting initiative”; etc, etc. 
Resulta obvio entonces que no estamos viviendo una realidad provocada por la escasez, sino por el agotamiento de las reservas de petróleo; pero sobre todo, que estamos viviendo una realidad políticamente desesperada pero silenciosa por “encontrar” más petróleo y poder así “administrar” la catástrofe.

Este hermetismo ha construido sus propias instituciones globales; ASPO (Asociación para el eStudio del Pico -de producción de- Petróleo) y la IEA (Asociación Internacional de Energía) para sostenerse y operar como las “fuentes” oficiales y especializadas en temas energéticos para todas las mencionadas iniciativas políticas y sociales, que en mayor o menor medida están actuando como “dosificadoras” de la catástrofe para la humanidad entera.    
Es obvio entonces que esta dinámica política, -metafóricamente, emuladora del flautista de Hamelín-, está conduciendo la humanidad entera al precipicio y que este se encuentra ya frente a nosotros.
Por lo tanto, asumiendo como premisas para proponer un veredicto con cierto grado de confiabilidad; es obligado rescatar dos elementos del análisis:
  1. La condición no solo científica, sino principalmente pre-institucional (ASPO / IEA) de la teoría del “pico de Hubbert”; e incluso el “reporte Hirsch” si consideramos la censura que cayó sobre el mismo.
  2. Los hechos descritos (incisos A - J)
De esta manera, es posible afirmar y advertir que:
  • El “pico de producción” ya ha ocurrido
  • Que el “agotamiento”, por lo tanto, está siendo incremental
  • Que el plazo “fatal” depende obviamente del consumo; sin embargo es posible considerar el promedio entre las predicciones más optimistas y las más pesimistas; que indica que entre 40 - 50 años, el petróleo se habrá terminado.
  • Que el consumo depende 100% del modelo industrial  
Horizonte político - social
El agotamiento del petróleo obviamente derrumba el modelo industrial y con ello los fundamentos políticos - sociales de la civilización actual.
En este horizonte de derrumbe, obviamente no se derrumban los liderazgos políticos y sociales; por lo que los mecanismos de re-organización y defensa serán sobre todo agresivos, ya que no cabrá la ingenuidad de intentar establecer una especie de “repúblicas amorosas”, donde todos son bienvenidos y trabajan comunitariamente en armonía por el bien de todos.
En tanto la civilización actual se ha dado como gobierno a la clase política, esa misma que la está conduciendo al precipicio; no puede en el plazo “fatal” que resta deshacerse de ella, reformarla o substituirla.
Por eso, esta clase política consciente del agotamiento del petróleo, está también consciente que sin dicho recurso, los mecanismos de defensa convencionales son absolutamente obsoletos, en razón de que su fundamento táctico, la movilidad, depende del petróleo; es decir, vehículos terrestres, aéreos, propulsión de misiles e incluso la producción y distribución de municiones, se derrumbaría.
Este escenario de una inminente infraestructura de defensa obsoleta, potencia su substitución “administrada” por una no-convencional basada en la energía nuclear. 
No es graciosa coincidencia que las potencias industriales se opongan por todos los medios a que los países en desarrollo, decidan y lleven a cabo acciones para implementar la energía nuclear como apuesta para su soberanía energética. 

Por lo tanto, el horizonte es agresivo social y políticamente. Bajo cualquier pretexto, las guerras, los atentados terroristas o los bloqueos comerciales se incrementarán sustancialmente en los siguientes 20 - 30 años, pues es obligado establecer un nuevo orden geopolítico antes que se cumpla el plazo fatal del agotamiento del petróleo.
Aquí la imaginación de la sociedad común es incapaz de construir escenarios para el manejo de los riesgos que ella misma está alimentando; mucho menos para reaccionar cuando ya esté envuelta en la violencia.

   

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